Ensayo de Bioética: SIDA
El S.I.D.A o Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida es un estado patológico ocasionado por el VIH
(Virus de Inmunodeficiencia Humana), el cual ataca el sistema inmunitario del
organismo, dejándolo completamente vulnerable frente a una gran cantidad de
infecciones y cánceres potencialmente letales. Esta situación es una problemática recurrente
en lo que respecta al trato intrahospitalario protagonizado por los
profesionales de la salud y los pacientes. A nuestro juicio, es éticamente
incorrecto juzgar a una persona por su condición actual y, peor aún, privarla
de determinados procedimientos clínicos por lo que podría ocasionar en un
futuro, tanto en su desarrollo personal relacionado con la enfermedad como en
la relación con su entorno y su familia. En lo que respecta a los Constructos
del Cuidar, la confidencialidad es uno de los principios más relevantes y de
los primeros en aparecer en el dilema ético que se produce al aparecer este
contexto. El médico tratante debe comprometerse a mantener en absoluta
confidencialidad la información relacionada con el diagnóstico clínico, manteniendo
una relación de confianza entre ambos, evitando transmitir esa información a
cualquier persona. La competencia del médico es sumamente importante, ya que es
el quién debe poseer todas las habilidades necesarias para un adecuado trato
situacional, no solo en lo que respecta a los procedimientos clínicos, sino
también al establecimiento de una adecuada relación con su paciente. La
competencia se relaciona directamente con los principios bioéticos de no maleficencia
y beneficencia, ya que el médico debe procurar siempre no dañar al paciente, en
términos físicos y principalmente psicológicos, que es lo más afectado en esta
situación. La finalidad exclusiva del médico debe ser mejorar la calidad de
vida de su paciente, ya que esto es uno de los grandes aspectos que se
deteriora con el SIDA.
La autonomía del paciente
será un determinante clave en el proceso hospitalario, ya que la voluntad y
decisión de la persona afectada siempre debe primar, antes que cualquier tipo
de procedimiento. Haciendo una analogía con el cáncer, los pacientes que
padecen esa enfermedad pueden elegir entre someterse a quimioterapia o mantener
una calidad de vida mejor, viviendo menos tiempo, en teoría. Vale decir que en
el caso del SIDA es la misma situación: debe ser el paciente quien elija cómo
proceder con su enfermedad. La justicia también debe primar, ya que todo
paciente tiene derecho a acceder a todos los procedimientos clínicos necesarios
para mejorar su calidad de vida y, en lo posible, sanarse.
Sin embargo, los constructos más importantes, a nuestro
juicio, son la consciencia y la compasión, ya que si se tiene conocimiento del
estado físico y psicológico del paciente, se podrá tomar la adecuada
responsabilidad respecto a las acciones que se llevarán a cabo en pro del
mejoramiento del paciente.
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